LA NATURALEZA DEL CONFLICTO

LA NATURALEZA DEL CONFLICTO

Hay muchas definiciones de la palabra CONFLICTO. 

Las definiciones formales van de lo más abstracto -un 'estado de desarmonía'- a las que señalan un evento más concreto. Deutsch (1973), por ejemplo, dice que 'el conflicto existe cuando ocurren actividades incompatibles'.  

Hocker y Wilmot (1991) van más lejos, definiendo al conflicto como una 'pugna expresada al menos entre dos partes interdependientes que perciben objetivos incompatibles, recursos limitados y la interferencia de la otra parte en la obtención de sus objetivos'.

En ambas definiciones, las palabras como 'actividades' y 'expresada' aluden a una acción. Es importante notar esto, dado que las diferencias de creencias, ideas, opiniones y costumbres pueden o no llevar al conflicto, según cómo, dónde y cuándo las diferencias se manifiestan en la conducta. 
 
De todas las definiciones formales, ninguna denota que el conflicto sea positivo o negativo. Sin embargo, para muchos, las connotaciones de la desarmonía, la incompatibilidad y la pugna son negativas. 

Nuestras asociaciones personales con el término CONFLICTO tienden a reflejar experiencias y revelar supuestos negativos acerca del conflicto, como algo que se debe evitar, si no eliminar. Las asociaciones personales a menudo también son emocionales. El conflicto significa ira, odio, traición y pérdida. 
 
Nuestros sentimientos, pensamientos, reacciones físicas y conductas en torno al conflicto surgen, al menos en parte, de las creencias, supuestos y experiencias con los que fuimos criados. Saber que el conflicto es normal y potencialmente beneficioso, no es suficiente para cambiar la creencia de toda una vida acerca de que el conflicto es peligroso, ni para alterar una respuesta incorporada y establecida de evitar el conflicto. 
 
        ¿Cómo aprendemos a ver el conflicto en profundidad y con perspectiva, y de maneras que lleven a experiencias positivas? ¿Cómo aprendemos a ver los conflictos claramente a pesar del temor y la ansiedad que a menudo oscurecen las situaciones de conflicto? La disciplina de la resolución de conflictos ofrece una variedad de lentes a través de las cuales mirar el conflicto. 

Estas lentes se convierten en herramientas para aprender a abandonar antiguas creencias, ideas y hábitos, y ver con ojos renovados. 

Pueden ayudar a tener una visión más amplia, logrando enfocar más nítidamente el conflicto y aportando una perspectiva con mayor distancia. La conciencia de que existen distintas maneras de ver un conflicto puede evitar que nos quedemos trabados en una visión improductiva.


El conflicto propiamente dicho –humano– adquiere una nueva dimensión cualitativa, ya que la cultura aporta nuevas vías para la gestión de algunas de las problemáticas con las que se enfrentaban los nuevos seres, siendo, a su vez, una respuesta "conflictiva" porque se interacciona directamente con todo lo existente previamente. 

De esta manera la cultura humana es por definición conflictiva. Con la transmisión de las normas culturales, las propuestas "naturales" –de la naturaleza– se ven condicionadas y modificadas. Entramos en un nuevo estadio de complejidad organizativa, en lo individual-colectivo, en el que lo biológico y lo cultural van a ir siempre de la mano y por tanto las posibles alternativas se multiplican exponencialmente, en unas dimensiones que no se habían alcanzado antes.

de los humanos– reside en su capacidad para adaptarse a las variaciones que se producen, tiene un carácter eminentemente adaptativo, lo cual le permite afrontar, con mayor o menor fortuna o acierto, las relaciones de la especie humana con el resto de la naturaleza y todos los desafíos que esto comporta. Podríamos decir que la cultura es una mediación omnipresente entre los humanos y sus condiciones de vida.

Las variaciones culturales son esenciales para comprender la dinámica de los conflictos
Evidentemente las situaciones son continuamente "nuevas" por los cambios habidos en el medio y por los "avances" generados en la propia historia de la Humanidad, en la que se han ido modificando las formas de organización social, las normas de conducta y la tecnología. Además como los humanos hemos poblado prácticamente todo el planeta, se han producido variaciones de acuerdo con los distintos ambientes, situaciones y evoluciones locales.
De esta manera, las variaciones culturales son esenciales para comprender la dinámica de los conflictos, para comprender cómo en cada ámbito se dan soluciones distintas a problemáticas más o menos similares.

Sociedades y conflictos

Uno de los rasgos más definitorios de los humanos es que, como la mayoría de los primates, viven en sociedades. Entre las diversas razones esgrimidas para tal organización las más aceptadas por los científicos serían: la garantía de acceso a los recursos alimentarios (escasos en el espacio o el tiempo, los comederos comunes son defendidos mas fácilmente) y la defensa frente a los depredadores. Con la aparición del lenguaje se permitió una transmisión más fácil de los conocimientos tecnológicos, culturales, pero sobre todo de la interacción y organización social.

Así se afirmó un proceso de socialización como alternativa colectiva para la satisfacción de sus necesidades individuales y grupales, entre ellas probablemente la más importante y cómo hacer pervivir la especie. 

Así, los grupos han ordenado y articulado la satisfacción de sus necesidades a través de la interacción recíproca, la conciencia de grupo, la existencia de objetivos, valores y actividades compartidas, la estabilidad y duración relativa de las mismas, y la identificación social. Finalmente, es en el proceso de socialización cuando se llega a alcanzar la conciencia de uno mismo, a través del reconocimiento e interiorización de los otros.

El conflicto es una constante de esta vida social en la que se comparten necesidades y expectativas. Las reacciones de mutua ayuda, cooperación, altruismo, agresiones, etc., son manifestaciones de estos conflictos. Las formas en que se manifiestan, gestionan o regulan los conflictos a lo largo del tiempo y alrededor del mundo son muy variadas. 

Se transmiten de padres a hijos, de generación en generación, se crean dentro de cada cultura, de cada sociedad, como experiencias y aprendizajes exitosos de gestión de las condiciones materiales y sociales de vida.
La socialización es el proceso por el que aprendemos a convivir con los conflictos
En un sentido parecido, algunos investigadores han resaltado el papel del altruismo, la solidaridad, la cooperación y otras actitudes "pacíficas" que explican gran parte de nuestros comportamientos habituales. Su operatividad aparecería en primer lugar en los procesos de socialización de los grupos básicos (familia, tribu, gens, estirpe,...); después en los grupos de iguales; en las comunidades pequeñas (alrededor de 500 miembros), en los que son conductas completamente necesarias. 

En comunidades más complejas puede que estas actitudes se diluyan algo en las relaciones institucionales, pero en éstas también existen; en las relaciones entre comunidades, de distintas dimensiones y características, la diplomacia asume asimismo estas funciones. Por fin, en la esfera económica (producción, distribución, cambio y consumo), el trueque y el intercambio son también manifestaciones que necesitan y explican buena parte de estas actitudes.

Como queda patente a través de todas estas razones, la socialización es el proceso por el que aprendemos a convivir con los conflictos, también por el que aprendemos a regularlos de manera que supongan el máximo de bienestar para nosotros mismos y para los demás. Mediante la socialización distinguimos aquello que son nuestras metas principales, nuestras necesidades, nuestros intereses y los de la gente con la que convivimos, y aprendemos a compatibilizar unos objetivos con otros.

Características de los conflictos

Como se desprende de todo lo que estamos viendo, los humanos no sólo participan de la conflictividad sino que se convierten también en agentes de regulación, transformación y creación de conflictos. Efectivamente la capacidad inmensa de interacción con el medio, de "sentir", de los seres humanos, la evolución y cambios sufridos en este nivel, basados en sus predeterminaciones biológicas y en sus adaptaciones culturales, facilita enormemente las posibilidades de enfrentarse con nuevas situaciones que pueden ser "deseadas" y/o "creadas" individual o colectivamente. 

Con lo que el abanico de posibilidades de que existan propuestas no coincidentes se amplia bastante, aunque también hay que reconocer que el sustrato de socialización común facilita propuestas, proyectos y soluciones coordinadas. De esta forma, estos estadios "conflictivos" con los que se enfrentan las sociedades pueden ser continuos y permanentes.

La variabilidad y la riqueza de tales situaciones hacen que el conflicto ante todo pueda ser entendido como una fuente de creatividad, en la medida en que fuerza la búsqueda de soluciones como una fuente de creatividad y renovación continua.
El conflicto tiene que ver con los fines concretos que los adversarios persiguen y, al mismo tiempo, con las interpretaciones que éstos hacen de lo que está en disputa. La mayoría de las veces el asunto en controversia es el punto focal de soterradas diferencias de las que los antagonistas sólo tienen un conocimiento parcial; diferencias estas que, si se ignoran, es muy probable que más adelante salgan de nuevo a la superficie. (ROSS, Marc Howard, p. 19)
Tal vez entender el conflicto como contraposición de intereses y/o percepciones sea una de las formulaciones mas usadas y es muy útil para comenzar a hablar de ellos, aunque más adelante haya que hacerle algunas precisiones. Esta noción de conflicto abre grandes posibilidades de análisis por su relación con las necesidades, los deseos, las emociones, y otras circunstancias personales y grupales que forman parte de todo el entramado social.

En consecuencia, la especie humana podemos definirla como "conflictiva" en la medida en que tales contraposiciones están siempre presentes en todas las sociedades y actividades humanas, en todas sus actividades, es más, cabe proyectar su presencia a todo el tiempo y espacio humano, desde que la "cultura" nos hizo humanos, nos ayudó a avanzar en el dominio de la naturaleza.

El conflicto humano es más complejo y hace, igualmente, más complejo a todo su entorno. Esta es una razón más, si no la básica, para dotarse de teorías del conflicto que propicien soluciones lo más elaboradas posibles, huyendo de las simplificaciones y las recetas.
Fig. Circunstancias del conflicto

Actores

Se llama actores a las personas o grupos implicados en un conflicto. Así podría ser una persona, una familia, un matrimonio, un grupo de amigos, una clase, una ciudad, una asociación, una peña, un partido político, un sindicato, un país, una región, un estado, etc. Es decir cualquier tipo de entidad humana. Nótese que los conflictos pueden tener un actor, dos o más, por lo que en todo el texto voy a mantener esta posibilidad, a pesar de que estemos acostumbrado a verlo más claro si se trata de dos partes. En este sentido las relaciones podrían ser simétricas, cuando las características de los actores son similares, o asimétricas, cuando existe diferencia entre las dimensiones de uno y otro. Sería el caso de la relación entre dos barrios, o de una persona con un estado.

La posición social que se ocupa, la personalidad, la experiencia particular y común desempeñan un rol importante en el futuro del conflicto. Los rasgos de una personalidad u otra pueden hacer que el conflicto gire hacia un lado u otro, especialmente si estamos hablando de que sea cooperativa o competitiva. Las relaciones entre personas con rasgos distintos pueden producir una cierta distorsión en la medida en que no son "comprendidos" por las otras partes.

Los conflictos entre estados-nación como elementos centrales de la organización del mundo contemporáneo han sido, también lo son ahora, de especial relevancia. Su poder, control de recursos, de organización, jerarquización y burocracia le dan un sesgo especial a todo conflicto donde ellos participan.

La formación y experiencia de los actores juega un papel fundamental en la dinámica de los conflictos porque actores acostumbrados a dialogar, pactar y negociar, tienden a ofrecer y potenciar estas posibilidades. 

Por el contrario personas o grupos con alguna especialización en el uso de la violencia (ejércitos, policías, ladrones, sicarios, mafias, etc.) tienden a proponer este recurso como mecanismo de gestión de los conflictos. Por esto el entrenamiento en la gestión pacífica de los conflictos debe de ser una línea de desarrollo de la Cultura de Paz. 

Tipos de Conflictos 

En general nos encontramos con una primera gran división: de índole personal de índole relacional Los primeros son los intra personales, como ya dijimos anteriormente, están referidos a los aspectos internos de las personas, y no constituyen nuestro objeto de estudio. 

Los conflictos que ahora vamos a describir son susceptibles de ser abordados con los Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos y son aquellos sobre los que focalizaremos: 

a) Interpersonales :
Si bien varían en intensidad, y en valor simbólico de la investidura de las partes que intervienen, todas las variantes de conflictos que vamos a estudiar, en algún sentido pertenecen a esta clasificación.
Afirmamos esto en tanto que, en última instancia, son personas las que participan en los mismos, aunque en determinadas circunstancias lo hagan en representación de otras personas, en nombre de algún grupo o institución, incluso de un estado. Por supuesto que entran en esta clasificación los conflictos entre individuos independientemente de cualquiera fuese su motivo.

b) Grupales :
En esta categoría debemos incluir tanto a los conflictos internos en los grupos, como los que se desarrollan entre distintos grupos enfrentados entre sí. 

En la primera división, por ejemplo, se inscriben las disputas por el liderazgo y otros roles que se dan en el seno de casi todos los grupos, solo como ejemplo señalamos desde las desavenencias, hasta las peleas, por el papel que cada integrante juega en el seno de la familia. 

En la segunda división nos referimos a los antagonismos, que también suelen ser circunstanciales, como son dos grupos de jóvenes que tienen una disputa puntual, en ámbito no habitual para ninguna de las dos partes, en general son de baja intensidad, no son permanentes. 

c) Sociales :
Esta tercera categoría está referida a los enfrentamientos entre sectores anta-gónicos, por razones culturales, artísticas, gremiales, deportivas, políticas, entre otras, que se despliegan en una sociedad. En general responden a viejos y fuertes enfrentamientos, por cuestiones de raza, religión, poder o alguna otra cuestión de alto valor para sus integrantes y que incluso involucra a su identidad. Suelen ser permanentes en el tiempo y por esa razón afectan la calidad de vida de los afectados. 

d) Internacionales :
Son aquellos que se producen entre distintos estados u organismos de diferentes nacionalidades. Los intervinientes deben dar cuenta a terceros de sus actos, están regidos por normas y leyes que son el marco dentro del cual se deben mover. 

Los aspectos culturales juegan un papel preponderante en el origen, desenvolvimiento y solución.
1. Conflicto funcional: Es aquel que genera desarrollo cuando se soluciona. Promueve que los líderes de grupo conserven un grado mínimo constante de conflicto suficiente para que el grupo sea viable, autocrítico y creativo.

2. Conflicto disfuncional: Es aquel que provoca un negativo funcionamiento de las relaciones entre las partes y que no produce ningún desarrollo cuando de soluciona. Provocado por la mala comunicación, falta de franqueza y confianza, incapacidad de administración para responder a las necesidades y aspiraciones de los empleados.

Para que un conflicto sea constructivo o funcional las partes que intervienen en él, deben reconocer lo siguiente:

1. Sus partes deben de creer que las personas pueden cambiar.

2. Sus partes deben creer que lo inaceptable es permitir que el conflicto se mantenga sin resolver.

3. Sus partes deben creer que sus puntos sobre el conflicto puede ser distorsionado o incompleto y por tanto es importante conocer el punto de vista de la otra parte. (En este sentido el conflicto implica aprendizaje, experiencia, cuestionamiento, cambio).

4. Sus partes deben tener la voluntad de encontrar una solución que concilie los intereses de ambos. (Importancia de estimular, La Empatía).

Tipos de conflictos

1. Interpersonales: Debates de las personas con su propio subconsciente.
2. Interpersonales: Debates entre dos o más personas.
3. Intragrupales: Conflictos en el interior de los grupos.
4. Intragrupales: Conflicto entre diferentes grupos.
5. Regionales: Conflicto entre regiones o países.


Problemas del mundo contemporáneo:

Al comenzar el siglo XXI hay muchos indicios que nos incitan a pensar que la historia del mundo entra en una nueva era, prometedora e incierta como todas las que han producido grandes cambios históricos.

Los dos siglos anteriores, XIX y XX, han representado una fase absolutamente crucial para la humanidad, en la que han ocurrido más transformaciones, y de mayor trascendencia, que en cualquier momento anterior de la historia del hombre.

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Modernidad con problemas
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Esos dos siglos son los que conocemos como «historia contemporánea» o «mundo contemporáneo». 

Quienes vivieron las grandes revoluciones de fines del siglo XVIII tuvieron clara conciencia de las mutaciones que experimentaba su mundo. Quienes hoy se adentran en el siglo XXI, parecen tenerlas también de un proceso similar.

Ningún momento histórico más oportuno, pues, que el presente para preguntarse por la significación de esos dos siglos de contemporaneidad, y para intentar entender sus problemas, porque el presente y el futuro nunca se podrán comprender sin la interpretación del pasado.

Conflictos bélicos actuales

•  El fin de la guerra fría y sus repercusiones en el mundo
El derrumbe de la Unión Soviética (URSS) dejó a los Estados Unidos  como la única superpotencia mundial. La victoria en la guerra fría borró los recuerdos de la derrota en Vietnam. En adelante, Washington podrá ejercer el papel de "gendarme mundial" sin miedo a la concurrencia de otra superpotencia.

•  El Oriente Medio
•  La guerra del Golfo (1990-1991)

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Cuando Saddam Hussein invadió el 2 de agosto de 1990 el pequeño y rico estado de Kuwait para tratar de paliar las enormes pérdidas ocasionadas por la guerra que había enfrentado a Irak con Irán no tuvo en cuenta la nueva situación creada con el fin de la guerra fría. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), siguiendo las propuestas de EE.UU. condenó la agresión, decidió sanciones económicas y, finalmente, autorizó la intervención militar.
La URSS, tradicional aliada de Irak, no tenía fuerza suficiente para vetar en el Consejo de Seguridad las directrices de la política norteamericana. 

Así, el presidente Bush pudo articular una gran coalición internacional. Además de sus aliados tradicionales en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la URSS y los nuevos regímenes de Europa oriental, Egipto y una mayoría de los países árabes, Japón y los nuevos países industrializados de Asia buscaron la alianza y la amistad con la superpotencia. 

El desenlace de la guerra era previsible. Saddam Hussein apenas pudo lanzar algún misil Scud sobre Israel, en su mayoría interceptados por los misiles antimisiles norteamericanos Patriot.
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Tras un intensísimo bombardeo iniciado el 15 de enero de 1991 cuando concluía el ultimátum lanzado por la ONU, las tropas de la coalición liberaron con gran facilidad el territorio kuwaití. Para la sorpresa de muchos, las tropas norteamericanas no continuaron su camino hacia Bagdad y permitieron que Saddam continuara en el poder.

El 28 de febrero se acordó un alto el fuego en un conflicto inacabado que no iba a concluir aquí.

•  El proceso de paz árabe-israelí

Tras el estallido de la Intifada (revuelta palestina contra la ocupación israelí) en 1987 en Gaza y Cisjordania, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y su líder Yasser Arafat consiguieron consolidarse en la dirección de la resistencia palestina.
En ese contexto, se reunió el Consejo Nacional Palestino en Argel en 1988 y acordó la proclamación de la independencia del Estado Palestino, aceptando el acuerdo de la ONU de noviembre de 1947 que decidió la partición de Palestina en dos estados, lo que implicaba el reconocimiento del Estado de Israel. Gorbachov había recibido a Arafat en abril de 1988 y le había solicitado que tomara en consideración "los intereses de la seguridad de Israel".

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El fin de la guerra fría facilitó que EE.UU. y la URSS convocaran una Conferencia sobre la Paz en Oriente Próximo en Madrid en octubre de 1991. En la capital de España se abrió un difícil proceso de paz basado en el principio de "paz por territorios".

Tras arduas negociaciones secretas en Oslo, en septiembre de 1993 se firmó en Washington la "Declaración de principios sobre los arreglos provisionales de autonomía" que daba el pistoletazo de salida a un proceso de paz que desgraciadamente terminará fracasando.

•  Europa

En Europa, el fin de la guerra fría provocó básicamente dos reacciones contrapuestas:

•   En el occidente se acentuaron los procesos de integración. Tras la firma del Acta Única en 1986, los doce países asociados en la Comunidad Económica Europea (CEE) firmaron el Tratado de Maastricht de 1992 que daba nacimiento a la Unión Europea. Tres años después la Unión se ampliaba a Suecia, Finlandia y Austria.
•  Mientras en la Europa central y oriental, el derrumbamiento de los sistemas comunistas y de la URSS abrió un período de disgregación política.

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República Checa
En algún caso fue un proceso pacífico como el "divorcio amistoso" entre la República Checa y Eslovaquia en 1993; en el caso de Yugoslavia abrió un proceso desgarrador que trajo de nuevo la guerra a Europa tras un período de paz iniciado en 1945.

La caída del régimen comunista organizado por Tito despertó los enfrentamientos nacionalistas entre los pueblos de la Federación Yugoslava. La política ultranacionalista del líder comunista serbio Slobodan Milosevic produjo la reacción de las otras repúblicas yugoslavas. 

Así en 1991, Eslovenia y Croacia declararon su independencia lo que provocó una cruenta guerra entre serbios y croatas.
La situación se hizo aún más dramática cuando un año más tarde la guerra se trasladó a la vecina Bosnia-Hercegovina. 

El conflicto étnico entre serbios ortodoxos, croatas católicos y bosnios musulmanes trajo de nuevo a Europa lo

•  Otras zonas del mundo
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Mujer de la guerrilla Tutsi
La situación mundial en los inicios de la década de 1990 era claramente contradictoria. Por un lado, conflictos como el árabe-israelí, el del Líbano o el de Camboya entraban aparentemente en vías de solución y se producían avances espectaculares en el respeto de los derechos humanos como el fin del régimen del apartheid en Sudáfrica en 1990-1991 y la convocatoria de las primeras elecciones democráticas y multirraciales en 1994. 

Por otro lado, conflictos localizados como la brutal guerra entre las comunidades Hutus y Tutsis en Ruanda y Burundi (1990-1994) hacen patente las dificultades de la comunidad internacional y la ONU para instaurar un "nuevo orden mundial" que permitiera avanzar hacia un futuro basado en el respeto de los derechos humanos, la solidaridad internacional y los valores democráticos.

Conflictos durante el Siglo XXI

La corta historia de este siglo está marcada en todo el mundo por los ataques terroristas de 2001 en Estados Unidos. Europa no se ha librado de las consecuencias de este hecho.

En la víspera, y tras el inicio de la Invasión de Irak de 2003, las naciones de Europa se vieron divididas en cuanto a la forma de encarar el terrorismo.

Tras el ataque lanzado por Estados Unidos contra Afganistán (amparado por las resoluciones de la ONU) e Irak, los países europeos reaccionaron de forma diversa, tanto en el seno de la UE como internamente, ante el enfoque que había dado Estados Unidos a la lucha contra el terrorismo.
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Mujeres afganas

Por un lado, algunos países europeos, encabezados por Alemania y Francia, se opusieron al nuevo concepto de "guerra preventiva" y rechazaron participar en el ataque a Irak. 

Otros países europeos, encabezados por Italia, España y Polonia, respaldaron la iniciativa de Estados Unidos y enviaron efectivos militares.
Sin embargo, debido al cuestionable objetivo de la operación, a cambios políticos internos y a las numerosas críticas desde diversos sectores sociales, España ha aproximado sus posturas a las tesis del eje franco-alemán, mientras que Polonia e Italia han dado un perfil más discreto a su posición.

Terrorismo

Terrorismo es, sin duda, un término que ha sufrido un fuerte abuso de lenguaje por parte de los estados que intencionadamente pretenden desacreditar a sus enemigos. Así los nazis llamaban terroristas a los judíos que se rebelaron en Varsovia; en la Sudáfrica del apartheid se decía que muchos negros hacían actividades terroristas; los franceses dijeron lo mismo de los argelinos que se opusieron a la dominación de Francia (y que en algunos casos utilizaron métodos terroristas). En la situación de ocupación de Irak, iniciada por los Estados Unidos en 2003, es difícil trazar la línea divisoria entre terrorismo y resistencia.

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Si terrorista es aquel que utiliza el terror para conseguir fines políticos, hay quienes consideran que muchos ejércitos recientes han cometido tales actos; por ejemplo los serbios en Bosnia, los israelíes en los Territorios palestinos, los rusos en Chechenia y los estadounidenses en numerosos lugares del mundo.

El terrorismo al que se hace referencia, usualmente es mucho más difícil de determinar, ya que es el que se ejerce con una relación de fuerzas desfavorable. Resulta difícil separar "terrorismo" de "resistencia". 

Legitimidad o ilegitimidad de los grupos terroristas

Este es el punto más conflictivo pero sin él resulta imposible la condena moral o legal. Tales distinciones en muchos casos estarán sujetas a la visión subjetiva de uno u otro bando en conflicto.
La legitimidad se otorga o se toma según se consideren legítimos los objetivos que eligen, si sus ataques son indiscriminados o no, si la población a la que pertenecen está sufriendo algún tipo de opresión, si tienen entre su gente apoyo social y cuánto, si comenzaron ellos las hostilidades o si antes de surgir como grupo no había conflicto alguno, si también son atacados con iguales o peores métodos.
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Terror en la ciudad
Por desgracia, en muchos casos la línea que separa lo legítimo o ilegítimo es demasiado tenue y queda borrada por los horribles actos de unos y de otros, por lo que muchas organizaciones pueden ser vistas como salvadores por unos y como asesinos por otros. 

Contra eso muchos grupos que no quieren recibir el epíteto de "grupo terrorista" tratan de mantener claros sus objetivos ajustándolos a su supuesta legítima lucha. 

Otros se amparan en causas que parecen legítimas para llevar actos que van más allá de lo justificable, como es el caso de la organización Al Qaeda.

El caso de Irak permite a comienzos del siglo XXI analizar una diferencia sutil. Los grupos de resistentes iraquíes se empeñan en atacar a las fuerzas militares estadounidenses y sus aliados, y procuran que la violencia no alcance a sus propios conciudadanos, a pesar que en la realidad la mayor parte de los damnificados, muertos y heridos, son civiles iraquíes.

En cambio los terroristas —frecuentemente extranjeros atraídos por la Yihad— con tal de desestabilizar el régimen no tienen consideración alguna en atacar objetivos civiles.

Recientemente y, sobre todo, tras el 11 de septiembre, ha surgido la opinión de que el elemento determinante en la identificación de un grupo como terrorista o no son solamente los medios prescindiendo a tener en consideración sus fines.

 El problema de esta calificación es que afecta a un colectivo demasiado amplio. Sin ir más lejos, las principales potencias militares habrían sido terroristas en un momento u otro de su historia al atacar indiscriminadamente objetivos civiles.
Según la ONU, todo pueblo oprimido tiene derecho a resistirse. Las propias Naciones Unidas legitiman la resistencia contra el opresor. El problema, no obstante, es el de siempre: la subjetividad inherente a ambos bandos, que obliga siempre a mirar desde una posición un tanto alejada de las simplificaciones fáciles en las que suelen caer unos y otros.

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Osama Bin Laden
La ONU tampoco especifica cuál es el nivel de opresión intolerable o resistencia tolerable. Como suele ocurrir en estos casos, el dictamen final quedará a criterio del vencedor.
En todo caso la ONU, al igual que otras entidades internacionales y nacionales, en ciertas ocasiones ha condenado claramente las acciones de varias organizaciones armadas como crímenes de guerra o actos terroristas, acciones que por lo tanto irían más allá de lo que sería la legítima defensa contemplada anteriormente.

Violencia intrafamiliar
Son innumerables las formas la violencia familiar. Puede pensarse en violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. Además siempre es difícil precisar un esquema típico familiar, debido a que la violencia puede ser física o síquica, y ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades. La mayoría de las veces se trata de los adultos hacia una o varios individuos.

En la práctica, el maltrato tiende a "naturalizarse" es decir se torna cotidiano sobre todo a través de conductas violentas que no son sancionadas como tales. 

Muchas personas que maltratan son considerados (y se consideran a sí mismos) como de mayor poder hacia quienes son considerados (se piensan a si mismos) como de menor poder.

Cabe destacar que las personas que sufren estas situaciones suelen ocupar un lugar relativamente de mayor vulnerabilidad dentro del grupo familiar. En este sentido la violencia hacia los niños y las mujeres, estadísticamente reviste la mayor casuística, en cambio los hombres maltratados son solo el 2% de los casos de maltrato (por lo general hombres mayores y debilitados tanto físicamente como económicamente respecto a sus parejas mujeres).

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También cabe enumerar la violencia cruzada, cuando el maltrato pierde el carácter de aparente unidireccionalidad. Desde el punto de vista jurídico resulta dificultosa la comprobación. Cuando se trata de violencia física en su mayoría son lesiones leves, las cuales cuando dejan marcas desaparecen en no más de 15 días.
Por lo general, quienes padecen estas situaciones tienen reticencia a denunciar lo que ocurre. 

Los motivos de este recelo ocupan desde hace muchos años a investigadores y profesionales. Por un lado porque se mantiene una espera de un cambio espontáneo de quién agrede, por otro lado se aceptan las disculpas (típicas) de quién agrede, y se creen las promesas que no se lo volverá a hacer (otro rasgo característico), también influye el temor al prejuicio social, las convicciones ético – religiosas, la dependencia económica, el miedo a represalias, la falta de esperanzas en la eficiencia de los trámites jurídicos, etc
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Pero quizás el punto más crítico del razonamiento sobre el maltrato se evidencia en el sostenimiento del vínculo violento. 

En este sentido, entran en consideración tanto el aplastamiento síquico, la baja autoestima, la educación violenta, como también una consideración al suponer una relación signada de vicios y sistemas síquicos o relacionales, o un posible montaje estructural subjetivo que impide romper el tipo de relación, etc.

Se debe considerar que la situación violenta no solo la padecen quienes sufren golpes o humillaciones, sino también quién propina esos mismos golpes y humillaciones. 

Intervienen al respecto los modelos de organización familiar, las creencias culturales, los estereotipos respecto a supuestos roles relacionales, y las maneras particulares de significar el maltrato.
Es el estado el que debe velar por la protección de las personas involucradas, mediante acciones concretas tales como el dictado de leyes y demás normativas jurídicas, y la generación de espacios educativos, de contención e intervención comunitaria.

Cabe destacarse que la represión por parte del estado al agresor no soluciona el problema, por lo que resulta esperable el fomento de una pronta asistencia sicológica hacia el, la, o los agresores que en muchos casos ejerce violencia sólo en la intimidad familiar y privada, ya que en otros ámbitos poseen un comportamiento cordial y afectuoso.